Los mejores alimentos para la piel

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En los últimos años las rutinas de ‘skincare’ se han vuelto sumamente populares y miles de productos que prometen dejarte la piel lozana han inundado las tiendas y las redes sociales.

Lo cierto es que, hoy por hoy, ya existe evidencia científica suficiente que indica que, más allá de los productos que utilices para el cuidado de la piel, si quieres lograr y ver un verdadero cambio hay que enfocarse en lo que comes, ya que los alimentos que consumas diariamente pueden ayudar a mejorar el estado de la piel o por el contrario, a deteriorarlo, siendo estos cambios más visibles en la textura, el tono y la luminosidad de la piel. 

La salud de la piel depende de distintos factores, tanto internos como externos, y distintos aspectos del autocuidado de la salud como mantenerse bien hidratado y la calidad de los nutrientes que ingerimos, inciden en el envejecimiento de la piel, la resistencia a factores ambientales y la capacidad de regeneración del órgano más grande del humano. 

Es por lo anterior que la alimentación cobra un papel principal en el cuidado de la piel, pues están directamente relacionados, volviéndose además un reflejo de lo que sucede internamente. Pero ¿cuáles son los alimentos que nuestra piel necesita? Además de mantenerse hidratados de manera adecuada, desde un punto de vista biológico, nutrientes como las vitaminas A y C, los ácidos grasos Omega 3, el zinc y los carotenoides son necesarios para cumplir algunos procesos celulares esenciales como la síntesis de colágeno, la renovación de las células, la protección antioxidante y a activar la respuesta antiinflamatoria.

El consumo de alimentos como frutas, verduras, semillas, legumbres y carnes magras, como el pescado, ayudan a mejorar significativamente la salud de la piel, mientras que el consumo de ultraprocesados, azúcar en exceso y grasas trans contribuyen a acelerar el envejecimiento y favorecen la inflamación. 

Por otra parte, se recomienda moderar el consumo de alcohol, ya que las bebidas destiladas alteran la microcirculación y sus componentes actúan de manera negativa en la epidermis. 

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